Una droga de exterminio - Sociedad - El Periódico

El paco se consume con pipa. Su efecto es efímero. Eso lleva a un adicto a administrarse al menos 20 dosis diarias en rituales colectivos, las fumatas, o en esa soledad que acentúa la desgracia. El adicto necesita 600 dosis al mes, y cada una de ellas suele costar, en el mejor de los casos, un dólar y medio. El circuito de la comercialización de esta droga mueve más de 2 millones de euros diarios. Son más de 1,5 millones de dosis las que se adquieren compulsivamente en todo el país. La relación entre el paco y el delito es siamesa.

«Esta es una droga de exterminio: amenaza con destruir por otros medios a otra generación de argentinos»

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